No perturba. Solo vuela hasta llegar al suelo.
Tu mano la toca. Tú su insolente dueño.
Juega entre tus dedos. Miles de hilos nacen de la palma. Sonríes. Te crees su amo. Pero eres tú quien no aparta la mano.
Dulce sueño amargo. Estela dorada que eclipsa tu todo.
Ya no cae. No hay oro en el cristal. Ahora yace en el suelo. Brillante letargo.
Se marchita.
Y tu mano a su lado.
¡Adiós bitches!

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