Deja el libro en la mesilla, Twelve, de Nick McDonnell. No sabe cuántas veces lo ha leído ya. Le parece sencillamente sublime.
Mientras se dirige al baño oscuras piensa en lo mucho que le gustaría escribir así. Debe hacer una reseña de algún libro para la clase de literatura, pero no será de Twelve. Su profesora es vieja y siempre lleva algo violeta y muchos perjuicios. Todavía no sabe cuál eligitrá.
Lo mejor de ser escritor es ver tu libro en el estante de laguna librería o ver a alguien leyéndolo en el metro. Puedes escribir durante toda la vida y en cualquier lugar. En una buhardilla de París, por ejemplo. Lástima que no hable francés, piensa.
¡Adiós bitches!
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